Oslo, Noruega. — La selección de Noruega se acercó a su clasificación al Mundial 2026 tras vencer con contundencia 5-0 a Israel, en un partido cargado de tensión política y fuertes medidas de seguridad. Erling Haaland fue la gran figura del encuentro con un triplete que desató la euforia en el Ullevaal Stadion.
Desde el inicio, los locales dominaron el juego. Un autogol de Anan Khalaili al minuto 18 abrió el marcador, seguido por otro tanto en propia puerta de Idan Nachmias al 28. Haaland, quien había fallado un penal en los primeros minutos, se redimió con tres anotaciones (27’, 63’ y 72’) que sellaron la victoria y consolidaron a Noruega como líder del Grupo I, con 15 puntos, mientras Israel quedó en tercer lugar con nueve.
El delantero Erling Haaland fue la figura del partido con tres anotaciones (27’, 63’ y 72’), que se sumaron a dos autogoles del conjunto israelí, obra de Anan Khalaili (18’) e Idan Nachmias (28’). Con este resultado, Noruega se coloca como líder del Grupo I con 15 puntos, mientras que Israel permanece en la tercera posición con nueve.
El encuentro se llevó a cabo en un ambiente de tensión ante la convocatoria de manifestaciones en la capital noruega por parte de grupos propalestinos. Desde horas antes del inicio, cientos de personas marcharon desde el centro de Oslo hacia el estadio, portando banderas palestinas y pancartas con mensajes como “Tarjeta roja a Israel” y “Excluyan a Israel del futbol internacional”.
(Javad Parsa/NTB/AFP)
Tras el encuentro, la policía antidisturbios dispersó con gas lacrimógeno a un grupo de inconformes que permanecía cerca del recinto y realizó varios arrestos. Según la emisora pública NRK, participaron cerca de mil personas en la manifestación convocada por el Comité Noruego para Palestina.
“El mensaje que queremos dar hoy es que sacamos la tarjeta roja contra Israel, contra el apartheid y contra el genocidio”, declaró Line Khateeb, presidenta de la organización.
A pesar del ambiente tenso, el equipo noruego logró mantener la concentración en el campo y dio un paso firme hacia el Mundial 2026, en un partido donde el fútbol y la política se cruzaron inevitablemente.
