Londres.- Ian Watkins, convicto por múltiples delitos sexuales contra menores y exvocalista de la banda británica Lostprophets, fue asesinado este sábado en la prisión de alta seguridad de Wakefield, en West Yorkshire.
El músico, de 48 años, cumplía una condena de 29 años de cárcel, más seis de libertad condicional, impuesta en 2013 tras admitir intentos de violación de un bebé, abuso sexual infantil y posesión de pornografía extrema.
De acuerdo con medios británicos y fuentes penitenciarias, Watkins fue atacado con un arma blanca dentro del penal alrededor de las 9:30 de la mañana. A pesar de la rápida respuesta de los servicios médicos, fue declarado muerto en el lugar. La prisión fue inmediatamente cerrada y las autoridades locales iniciaron una investigación por homicidio.
De estrella del rock a depredador sexual
Ian Watkins fue uno de los casos más escandalosos de la historia reciente del Reino Unido. En la década de los 2000, alcanzó fama internacional como líder de Lostprophets, grupo de rock alternativo conocido por éxitos como Last Train Home y Rooftops.
Sin embargo, su carrera se derrumbó cuando una investigación policial, iniciada tras una redada antidrogas en 2012, reveló una doble vida marcada por abusos, manipulación y violencia sexual extrema.
El material encontrado en sus dispositivos —computadoras, teléfonos y discos duros— expuso un comportamiento depravado y criminal, incluyendo el intento de violar al bebé de una fan, uno de los actos que conmocionó al público británico e internacional.
Watkins fue condenado en diciembre de 2013, tras declararse culpable de 13 delitos sexuales graves, lo que lo convirtió en uno de los prisioneros más infames del sistema penitenciario británico.
Violencia y antecedentes dentro de prisión
El exmúsico ya había sido víctima de otro ataque en 2023 dentro del mismo penal, cuando fue tomado como rehén durante seis horas y apuñalado por tres internos, aunque entonces sobrevivió.
En 2019, enfrentó además nuevos cargos por posesión de un teléfono celular tras las rejas, algo prohibido por el sistema penitenciario.
En declaraciones previas, Watkins describió su entorno carcelario como un “infierno habitado por asesinos, violadores y pedófilos”, sin reconocer nunca el peso de sus propios crímenes.
Investigación en curso
La policía de West Yorkshire confirmó el homicidio en un comunicado:
“A las 9:39 de esta mañana (sábado), el personal de la prisión HMP Wakefield llamó a la policía para informar sobre una agresión a un prisionero. Los servicios de emergencia acudieron y el hombre fue declarado muerto en el lugar poco tiempo después. Los detectives del Equipo de Homicidios e Investigaciones Mayores están investigando y las pesquisas continúan”.
Por su parte, el Servicio Penitenciario británico informó que no emitirá más comentarios mientras la investigación esté en curso.
Reflexión sobre un caso extremo
La muerte de Ian Watkins cierra uno de los capítulos más oscuros en la historia reciente del rock británico, pero también deja abierta la discusión sobre la responsabilidad del sistema carcelario en casos de reclusos de alto perfil.
Watkins pasó de ser un ídolo de masas a símbolo del abuso y la corrupción moral, recordatorio de que el poder y la fama pueden ser usados como armas cuando la impunidad encuentra micrófono.
