Guadalajara.- Las ideologías matan todo. El islam, por ejemplo, es una cultura con una herencia enorme que, a lo largo de los años, ha sido relegada por un dogma religioso y político que ha eclipsado a los pensadores científicos y, en consecuencia, al reconocimiento que merecen por sus contribuciones. El investigador y científico Luis Xavier López-Farjeat se presentó junto con Mauran Soto Antaki, en la mesa “Una mirada al patrimonio científico y filosófico del islam clásico”, que tuvo lugar como parte del programa de FIL Ciencia de la 36 Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).
Lo que era un país lleno de aportes a la ciencia y las artes, gracias al apoyo de los califas, fue decayendo lentamente debido a las restricciones impuestas por la política y la religión. López-Farjeat realizó un pequeño viaje al islam clásico. El trayecto comenzó en Bagdad, la ciudad donde cristianos, musulmanes y diferentes culturas y religiones convergían. Allí, se propició la traducción y divulgación de textos. El conferencista señaló que “traducir es un acto de apropiación lingüística y cultural maravilloso”.
Después explicó que Aristóteles fue el modelo a seguir para todos los pensadores del islam, sobre todo por el trabajo que hizo el filósofo griego sobre la lógica y las ciencias naturales y exactas. Sus reflexiones contribuyeron a la civilización árabe a alcanzar el auge científico por el que son conocidos. También señaló que Aristóteles es el autor del que más traducciones se han hecho. En Bagdad, dijo, gran parte de los conocimientos adquiridos por la ciudad fueron gracias al trabajo del traductor Hunayn ibn-Isãq, quien logró traducir más de 300 textos, según cuentan los historiadores.
Enseguida la plática giró en torno a las diferentes aportaciones del islam clásico en la ciencia, como el 0, la idea de que la Tierra era esférica, el álgebra, la astronomía. De hecho, hizo notar que varios cráteres en la Luna tienen nombres de pensadores islámicos. Además, varias invenciones del ámbito médico fueron alcanzadas gracias a ellos.
Para finalizar, puso sobre la mesa la pregunta: ¿Entonces, qué sucedió después? ¿Por qué la precepción actual de esta cultura es tan distinta a lo que los libros de historia nos enseñan? La respuesta es mucho más fácil de lo que pensamos, dijo: las ideologías matan todo, llegó una época en la que los propios califas, que alguna vez ayudaron al avance científico, ofuscados por la religión y la política, demeritaron a todos los pensadores de la época, y consigo los avances políticos que estaban alcanzado. No es como que estos pensadores hayan desaparecido de la noche a la mañana; sin embargo, todo fue desvaneciéndose poco a poco hasta terminar como partículas de arena en el desierto que cubre estas tierras.